viernes, 20 de agosto de 2010

El niño taza



Fuimos a un supermercado con mi novia a proveernos de alimentos y como a mí me aburre demasiado mirar góndolas y todas esas cosas, mientras ella miraba precios, yo había puesto mis ojos en un niño de mas o menos 10 años, rubio de corte tacita, algo muy noventas. Hacía mucho que no veía a alguien con ese corte de pelo. Ademas tenía cara de irritante, de esos nenes malditos que dan ganas de pegarle por cualquier cosa que digan, de peyiscarlos, de morderlos, de hacerlos llorar, de encerrarlos en una habitación oscura por al menos una hora y mandarlos a la escuela doble turno.

Como era de esperarse, el niño al igual que yo estaba aburrido y le pedía productos caros a la madre:

- Quiero estos cereales (y los puso en el changuito)

- No (retirándolos) son caros. Además te estas portando mal todo el día, me tenes podrida Esteban – le dijo su madre

- Dale cómpramelo, mala.

- Te dije que no.

- Sos una forra – le dijo lisa y llanamente a la madre, mientras llorisqueaba falsamente.

Yo, riéndome, lo miré burlándome mientras lo imitaba mariconeando. Estebancito me respondió con cara maliciosa y amenazante como diciéndome ¨ya vas a ver¨.

Mientras tanto mi novia seguía avanzando por el supermercado consultándome, en vano, que cosas podría comprar como para que sean útiles y su vez le alcanzara porque llevaba poco dinero, pero yo no le daba bola, estaba más concentrado haciéndole muecas al niño taza.

Disimulando y haciéndome el hombre serio y adulto que miraba productos me acerqué a Esteban y le tiré de pelo suavemente. Se dio vuelta y comenzó a protestarle a la madre, quien al igual que mi novia, estaba entretenida y concentrada mirando precios:

- Mamá, mamaá mamá mamaaaaaa.

- Basta Estaban, me tenes harta, dejame tranquila. No me hagas que te rompa la cabeza acá delante de todos.

-Perooo… mee – replicó inútilmente

- ¡Callate! basta .

Estebancito, desconcertado y frustrado ante la actitud de su madre, vino corriendo y me pegó una patada en la pierna a la velocidad de la luz y volvió corriendo a refugiarse cerca de ella. Nadie se dio cuenta, solo él y yo lo sabíamos.
Lejos de causarme dolor me dio risa y continué burlándome de él, y en voz bajita le dije que pegaba como una nena y me alejé. Entonces, con mi dedito le hice fuck you, a lo que él respondió con un doble fuck you, y entonces, aproveché el momento para increparlo, en voz alta:

Yo: NOO, eso NO SE HACE, es feo lo que haces.

La madre, desconcertada, se dio vuelta y miró, preguntándome que pasaba.

- Nada, cosas de chicos, me hizo fuck you- dije en tono benevolente.

- Esteban ¿vos hiciste eso? Pedile disculpas.

- Noo, él me estuvo molestando todo el día.

- Yo? :| - haciéndome el mosquito muerto.

- Si, me hacías burla, tarado.

La madre, indignada ante lo que me dijo, reaccionó:

- Sos un MAL EDUCADO, y le pegó un cachetazo.

Hasta a mi me sorprendió. El niño taza llorisqueaba pero no de dolor, sino que de bronca, de impotencia, de frustración porque yo había ganado la batalla. Y lo aceptó, porque no habló mas y se quedó quietito y todo rojo de furia cerca de su madre, quien además de pedirme disculpas por la actitud de su hijo, yo creo que en el fondo estaba agradecida, porque el pendejo dejó de molestarla y quedó hecho una sedita.

Triunfante, fui a buscar a Florencia, mi novia, a quien había perdido de vista y andaba desparramada mirando góndolas.

Florencia: ¿Donde estabas?

Yo: Nada, boludeaba, me aburre esto.

Y agarré un café granulado que me gusta mucho y lo metí en el chango, pero mi novia, enojada, lo sacó diciéndome que no le alcanzaba porque había comprado mucho.

Yo: Dale, copate, sos una amarga ( y lo puse de vuelta en el chango)

- No me jodas, cuando te nesecité no estabas, no me diste ni pelota y te fuiste a pelotudear por ahí, pareces un nene, sos un tarado.

- Dios mío, dale, llevalo.

- NO, no jodas pendejo.

- Sos una forra


lunes, 9 de agosto de 2010

La hija de puta que llama II



Volvió a llamar, desquiciada y gritando, dijo:

- Encima que te me cagas de risa en la cara ME CORTAS EL TELEFONO

- TE CORTO EL TELEFONO PORQUE ACA NO HAY NINGUNA PUTA PIZZERIA MOGOLICA DE MIERDA – le grité.

- Por DIOS, si yo marqué bien el número – dijo, totalmente desmoronada anímicamente.

- No, no marcaste bien. O capaz si, pero esto no es un delivery.

Y hubo un silencio fúnebre de unos segundos. Y la escuché con la nariz tapada y moqueando.

- Pero… si marqué…. Este… Numero…lo tengo bien…..deja de volverme loca… la puta madre – lo dijo sin gritar, pero estaba llorando e inhalando mocos cada 2 palabras.

Me quedé en silencio 3 o 4 segundos.

- Te puedo recomendar el número de un psiquiatra si queres. Estas totalmente enferma.

- NO ME TRATES COMO LOCA, SE LO QUE MARQUE, IMBECIL – dijo, histérica, despechada y gritando.

Yo estaba estupefacto. Me la imaginaba llorando, con los mocos cayéndose y todos sus amigos viendo y escuchándola igual de impresionados que yo, listos para socorrerla como si se tratara de un grupo de auto ayuda. Del otro lado no se escuchaba a ninguno, hasta que otra chica, en forma de consuelo, le dijo:

- Mabe… tranquilizate, ya fue, cortá, llamamos a otro lado.

Yo seguía colgado al teléfono escuchando, hacía unos segundos que no me decía nada, solo se la escuchaba inhalando los mocos para que no se le caigan. Esto era mucho más genial de lo que había imaginado, así que la provoqué:

- Si queres te puedo mandar soretes de postre… ajajajajaaj

- HIJO DE MIL PUTA, voy a averiguar donde vivís.

- Yo tengo tú numero también y si volves a llamar, te voy a re contra re cagar la vida y te vas a comer una demanda (?). Y te van a internar en un psiquiátrico, PORQUE SOS UNA ENFERMA MENTAL. NO LLAMES MAS HIJA DE PUTA.

Y le corté. Fin de la historia, no volvió a llamar. También tengo la dirección de su casa, así que se vuelve a hacerlo la voy a volver mas loca de lo que ya está.

lunes, 2 de agosto de 2010

La hija de puta que llama I



Cada tanto suelo recibir llamados mi casa de una tarada que siempre llama preguntando:

- Hola ¿hablo con la pizzería? – con actitud de animadora de fiesta barata.

Alguna veces la atendí yo, otras veces algún otro y siempre le decimos que está equivocada, que se fije bien, que tiene mal el numero. Se ve que son parecidos.
Es siempre ella. Por eso es que me sonó el teléfono y cuando atendí, se hizo notar nuevamente su reconocible voz de energúmena preguntando exactamente lo mismo, así que con ánimos de hacer una maldad, le respondí:

- Hola, si ¿Qué tal, que va a llevar?

Contenta, comenzó a pedirme pizzas, mientras conversaba con amigos de ella para ver que de que tipo las querían.

Mientras tanto mi madre me miraba y no entendía la conversación. Le hice señas de que no hablara.

- Mira, la verdad que tenemos hambre, queremos algo que salga rápido ¿Qué demora hay?

- Tenes una demora de aproximadamente una hora, casi todo tarda igual acá. La comida es fresca, no es recalentada (?)

- Claro, si si si si si. Esta bien, nose cuantas perdir, porque somos varios.

- ¿Cuantos?

- Siete en total. Mandanos, mmmm… cinco de muzarela.

- Bueno, serían $55. Te conozco la voz, de algún lado… - dije en tono de vendedor amistoso.

- Buenísimo, que barato. Sisisisi, suelo llamar frecuentemente.

Me dio su nombre (Mabel) y dirección.

- Bueno, Mabel, en una hora más o menos te van a estar llegando. Buen provecho.

Pasó una hora y pico y el teléfono volvió a sonar, y si, era Mabel, además reconocí su número por el identificador de llamadas. La atendí y le dije que me disculpara, que el delivery estaba atrasado y que ya en 10 minutos le llegaba.

Pero siguió pasando el tiempo y volvió a llamar, y yo sabiendo que era ella, no atendí. Se puso muy densa, así que tuve que desconectar el teléfono y me quedé haciendo otra cosa. Sin embargo, con ánimos de reírme de ella y escucharla enojada, conecté el teléfono nuevamente y no pasaron ni cinco minutos que el tel ya estaba sonando una vez más:

- Hola, te habla Mabel, hice un pedido HACE DOS HORAS, TE PEDI CINCO PIZZAS y no me las mandan, esto es una vergüenza – dijo, en tono casi gritón

- Estas confundida, esto es una casa de familia no hay ninguna pizzería.

- Ah, perdón

Y cortó. Pero volvió a llamar y la atendí nuevamente:

-¿Hablo con la pizzería?

- No, acabaste de llamar.

- Pero si estoy marcando bien el número.

- No, no estas marcando bien, date cuenta.

- Si me vos me atendiste, tenes la misma voz, no me tomes de estúpida. Te pedí cinco pizzas de muzarella y acá hay seis personas mas esperando….

- Seguí esperando. JAAJAJAJAAJ – y le corté


(continuará)

pd: sorry, después subo la segunda parte, tengo que salir porque me necesitan inmediatamente y no pude redactar todo.