domingo, 28 de marzo de 2010

Un espermicida...




No odio a los nenes, pero aveces me suelen molestar, sobre todo cuando viajas en colectivo con sueño, calor, dolor de cabeza, y un tremendo mal humor.
Para colmo era un nene bien feo y regordete, y le sobresalian mocos verdes. Era realmente vomitivo, y por supuesto, que al padre no le interesaba limpiarlo y hacerle cerrar la boca.

Parte del monton de los diálogos fastidiantes que escuchaba entre padre e hijo eran más o menos así:

Niño: ¿Por qué ese señor es tan chiquito?

Se refería a un enano que había subido al colectivo.

Niño: quiero ir al baño a hacer caca.

Luego...

Niño: ¡Uh paa! ¿Cuanto falta para llegar?
Padre: falta un poco, hijo, ya vamos a llegar.
Niño: pero no quiero esperar – mientras elevaba el tono de voz.
Padre: faltan un millón de horas.
Niño: No pienso estar un millón de horas sentado, quiero ir a casa.
Padre: Portate bien sino Papá Noel no te va a traer la bici.

Mientras tanto yo imaginaba si el cuerpo del nene pasaba por la ventilla, y me imaginé aventándolo.

Así continuaban los caprichos de un niño insolente que se ponía cada vez mas impaciente y comenzaba a molestar a todos los pasajeros. Lo peor, es que el padre lo único que hacía era mirar por la ventana mirando culos de mujeres celuliticas, sin decirle al bofe que cerrara el pico y se ubique y dejara de gritar.

Pero después el niño cochinillo y su padre se metieron conmigo

- Mirá el pelo de ese chico, ¿por que lo tiene para arriba?

Padre: nose hijo, metió lo' dedo’ en el enchufe jeje je – dijo, con tono de negro gordo y choripanero.

El tipo voltea su mirada en dirección a mí, en forma amistosa y me guiña el ojo. Realmente tenía a quien salir el pobre pendejo.

Yo: forro…

Él: ¿Cómo?

Yo: ¡Ja! un Forro.

Él: perdón pero no te entiendo- ya sospechaba de que le estaba tomando el pelo.

Yo: si lo hubieses usado te ahorrabas todo esto.

Él: ehh?

Yo: mirate, a todos nos da vergüenza ajena – dije mientras hechaba una mirada panoramica hacia todo el colectivo.

Él: ¿vos me estas tomando de boludo?

Yo (ironico): NOOO, si te parece

Él: no te pases de vivo, mogolico.

Yo: La proxima usá Tulipan o PRIIIIMES (marca de preservativos) – mientras lo decía susurrando, comencé a irme hacia atrás del colectivo mirándolo sin dejar de decir :

-¨PRAIIIIMMSSS¨ .

Toqué timbre para bajarme en la próxima parada, porque sino podía terminar en pelea fisica.

El tipo se levantó de su asiento bastante enojado, prepoteandome como era de esperarse, pero una señora pacifista puso paños fríos a la situación:

Señora: siéntese, no le de bolilla, está drogado el tarado este, evítese un problema – exclamó suavemente al padre del hijo no deseado.

Y yo, como soy malvado y estaba saturado, me las agarré tambien con la vieja:

-¿Yo drogado? mirese usted. Y le señalé una bolsita de farmacia que ella tenía en la mano. Usted es la que está falopeada sino ni podría caminar, artrosica.

El colectivo llegó a la parada y bajé, mientras el tipo me puteaba por la ventanilla e intentaba clavarme un escupitajo que erró.

- Oleeeeee

La verdad es que me empecé reír, y para colmo el nene me hizo fuck you.

El colectivo arrancó lentamente así que empecé a correrlo y gritar:

- PAPA NOEL NO EXCISTE, PAPA NOEL NO EXCISTE- mientras le negaba desde la vereda con mi dedo índice.
ES TU PAPA, TU PAPAAA, UN TRICICLO TE VA A COMPRAR, PUTOS.

Padre (asomando la cabeza y gritando): ¡ANDATE A LA RE PUTISIMA MADRE QUE TE PARIO HIJO DE PUTA!

- ANDA A COMER MANDARINA CON EL FETO DE HIJO QUE TENES, NEGRO SUBSIDIADO

Lo curioso es que apenas revelé el secreto navideño, el niño miró automáticamente a los ojos de su padre.

¿Como habrá continuado el dialogo entre ambos el resto del viaje?

sábado, 20 de marzo de 2010

Maldad en la escuela II


Aqui para leer la primer parte http://soymalvado.blogspot.com/2010/03/maldad-en-la-escuela.html


Llegó el recreo y Gonzalo me miró de manera desafiante sugiriendo que me estaría esperando en el baño. Así que hice uso de un comodín; una cómplice de séptimo u octavo año que era mas buena que Flanders y que solía ser burlada por algunos compañeros, entre ellos Gonzalo, por tener cara de rata y voz de pito. Yo tambien me reía de ella pero nunca la había agredido.

Entonces, me dirigí al baño...

Yo: acá estoy, gorda. Ya desaprobaste… a diciembre.

Gonzalo (ardiendo en bronca): Te voy a romper la cara.

Le contesté con una especie de cacheteada seca para ponerlo mas nervioso, porque me tenía que pegar si o si.

Y eso hizo, me pegó, me dejé, pero no fue mucho, apenas me dolió porque una voz finita gritó:

- ALONSOOOOO ¿QUE ESTA HACIENDO?

¡Bingo! Era la preceptora, que entró al baño porque misteriosamente se enteró de que Gonzalo me quería pegar. Yo le pedí a mi cómplice, la cara de rata, cuyo nombre no recuerdo, dos minutos antes de meterme en el baño, que le dijera a la preceptora que se estaba por armar una pelea en el baño porque Alonso andaba provocando a la gente, como solía hacerlo. Sabía que accedería porque era muy obvio que no se lo bancaba.

Me hice el que no entendía nada y dije desconocer el motivo de su bronca, que me agarró de sorpresa y que me parece que había sido porque yo no le quise hacer unos puntos de su evaluación, aunque ¨ no estaba seguro¨ y que le preguntaran a él.

¿Qué iba a decir? ¿Qué yo le había hecho mal el ejercicio de matemática? No tenía defensa alguna ni motivo para haberme pegado, ni buena fama, ni credibilidad, ni una puta mierda.

Para colmo yo cargué fichas en su contra diciendo que siempre era así y que molestaba a todos sus compañeros y que incomodaba en todas las clases, lo cual era cierto.
Lo suspendieron una semana, se quedó libre en ciencias sociales, se llevó matemática a marzo, y aunque debo reconocer que estuve en alerta hasta que llegaron las vacaciones porque tenía el presentimiento que me haría algo, lo máximo que hizo fue no dirigirme la palabra, como en esos casi dos años que fuimos compañeros de clase.

Que mariquita.

jueves, 11 de marzo de 2010

Maldad en la escuela I


Recuerdo una maldad que le hice a un compañero de clase cuando estaba en noveno año.

En toda aula existe el grupo de los que se la pasan gritando, tirando papeles y no escuchando una palabra de lo que los profesores dicen. Sin embargo, son esos mismos los que después van a pedir las respuestas de exámenes y trabajos a aquellos compañeros de los que se burlaron o ignoraron todo el año.

No me incluyo dentro de los nerds, pero mis notas eran decentes y recuerdo aquel examen donde mi compañero Gonzalo, un repetidor, se me sentó al lado sin pedir permiso, imponiéndome amable y sutilmente que lo ayude porque no había estudiado.

Estuvo molestándome todo el rato pidiendo que le de respuestas, y como era un examen de matemática y no de historia, las respuestas necesitaban dedicación. Además él tenía el tema B, por lo cual no me servía hacer lo mío y luego copiarlo.

Cuando finalicé mi examen, intercambiamos la hoja y comencé a resolverle las ecuaciones, los ejercicios combinados y las funciones, y ahí fue donde vino el golpe.
En mas o menos media hora le terminé el examen, se lo pasé y él me devolvió el mío y los entregamos a la profesora.

En la clase siguiente, Gonzalo, confiado y triunfante, fue a buscar su examen, pero su expresión se desmoronó cuando vio un aplazo en rojo, es decir, un uno.

- Alonso, su examen fue un desastre, se nota que no estudió, esto es de no creer, no tiene lógica alguna ¿me puede explicar que pasos siguió? – preguntó la profesora curiosa y totalmente fastidiada.

El energúmeno seguía anonadado sin poder explicar nada. Era seguro que si no me hubiese pedido que le haga el examen al menos llegaba al cuatro, lo cual fue más humillante porque lo sumergí hasta el fondo. Yo solo había puesto una serie de incoherencias e intentos de respuesta.

Entonces vino intimidante hacia mi persona, pero él no podía hacer nada, más que amenazarme:

Gonzalo: Sos un forro, me cagaste –

Yo: En casi dos años no hablamos nunca ¿te pensas que soy tu mulo o amigo? Apenas te conozco.

- Ya te voy a agarrar pelotudo – dijo.

- ¿Que me vas a hacer? ¿Me vas a aplastar? – le dije en tono pedante, porque además era gordo.
-En el recreo te espero en el baño, a ver si te la bancas – dije de manera determinante.

Estaba casi seguro de que de verdad iría al baño a buscarme, estaba muy enojado con ganas de demostrar cuan matón era. Pero él muy estúpido no supo darse cuenta que estaba metiéndose en la boca del lobo. Ya que me aproveché de la mala fama y antecedentes que tenía ante los profesores y directivos.


CONTINUARA...

miércoles, 3 de marzo de 2010

Se la culearon II



Click AQUI para leer la parte 1

El domingo estábamos merendando y alguien tocó el timbre, Florencia se fue a fijar quien era y mientras yo me untaba otra galletita con mermelada de frutilla vino corriendo y me dijo:

- Nooo. Es Beatriz.

Me paré y me asomé espiando oculto por la ventana y la vi allí parada, con su actitud protestante y un changuito de compras de cuatro ruedas, tocando timbre una y otra vez.
No sabíamos que hacer, si confrontarla o seguir evadiéndola como desde el día en que llamó. Estuvo diez minutos parada ahí hasta que siguió su camino, pero a la media hora estaba de vuelta, con el chango lleno de bolsas de supermercado y continuó tocando timbre.

- Holaaa. Florencia atendeme, se que estas ahí, no nací ayer.

Y continuó tocando timbre. Nosotros simplemente seguimos en silencio espiando y riéndonos, esperando que se canse y se vaya. Pero recién después de cinco o seis largos minutos, convencida de que estábamos ahí, con su changuito de cuatro ruedas, comenzó a chocar la puerta de rejas, bastante enfurecida. Fue realmente gracioso porque obviamente no tiene mucha fuerza la pobre Beatriz.
Lo único que logró hacer es mucho ruido por el choque de metales, por los timbrazos y gritos que venía haciendo desde hacía rato.

Empezó a aplaudir, a decir que le abran, que nos estábamos ocultando de ella, etc. Se puso densa, no se iba más, solo quedaba esperar, pero algo la alejó. No vimos nada, pero escuchamos una voz desencajada:

- Otra vez usted ¡BASTA! deje de hacer ruido, no ve que no están Señora ¿Por qué no se va?

(Ese ¨otra vez usted¨ me dice que ha venido antes pero de verdad no había nadie en casa)

- Si, están, están. Se esconde de mí porque la desubicada no quiere dar la cara. Embarazaron a mi perra por culpa de esta que viva acá.

- A mi que concha me importa, váyase o voy a llamar la policía.

Era la loca de al lado, que evidentemente se sintió molesta por lo ruidosa que fue Beatriz, así que la sacó cagando y la cosa terminó ahí.

- Voy a volver con mi marido. Y vos no te metas, puta – y se fue, enojada y derrotada.

No se que busca Beatriz, porque aunque encuentre a mi novia, lo hecho, hecho está ¿o será que pretende que le hagamos un aborto a su perra?
Sea lo que sea, tarde o temprano, nos va a encontrar.